Criado de pequeño por la doctrina
cristiana. Digamos que sé demasiado pero conozco muy poco de estas enseñanzas.
A partir de este vulgar entendimiento religioso-católico llegue a la siguiente
observación o duda.
No importa Jesús, moisés, Buda,
Mahoma o el brazuca que aparece a las dos de la mañana por la TV... siempre es
lo mismo: el bien y el mal. Dos conceptos que si sabes cómo combinarlos y
equilibrarlos, en tu vida, jamás vas a volver levantar plegarias.
¿Por qué arrodillarte como
esclavo si el esclavista nunca está presente?
La regla es simple: haz el bien,
hijo mío, y podrás hacer todo lo que quieras en el paraíso; si haces el mal
arderas y sufrirás en las profundidades del averno. O sea… que si disfrutas beber,
fumar, tener sexo o ir al baño anda preparándote porque vas a nadar en un mar
de lava. Magnifico. ¿Por qué magnífico? Porque gente importante, de la historia
del mundo, va a estar ahí: Ludwig
van Beethoven, Albert Einstein, Sigmund Freud, la mitad de los Beatles, Freddy
Mercury, etc. Es una lista de la puta madre.
En la otra cara de la moneda “el
bien”: actuar correctamente, colocar la otra mejilla, ayudar al prójimo, vivir
lejos de todo vicio y placer, de esta manera recibirás tu recompensa en el
paraíso. ¿Qué carajo quiere decir? Que si, en la vida terrenal, actué “bien”
luego llegara mi recompensa de hacer lo que quiera en el paraíso. Perfecto.
Quiero beber lo que no bebí, quiero fumar lo que no fume, quiero coger lo que
no cogí. Es decir que quiero hacer el mal. Y si Dios es justo como se dice debe
mandarme a pasar una velada con Lucifer. Existe la frase que expresa: “Dios es
justo y misericordioso” pero sólo se aplica a los “buenos “o aquellos que se arrepienten
de haber actuado “mal”. Por tanto, si te arrepentís de algo en tu vida para que
seguir viviendo.
¿Existe el
paraíso?... Se puede decir que el paraíso esta acá en la tierra, que el infierno
y el cielo está dentro de cada uno, que uno puede elegir una vida de placer y
goce pero con sufrimiento o, una vida limpia y pura por la eternidad. Miles de
respuestas brillantes como estúpidas.
Para ser más preciso, mi pregunta es la
siguiente: ¿Hay alguien en el paraíso cristiano?
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